jueves, 16 de febrero de 2012

Masters y Johnson (la respuesta sexual humana)

Suena a nombre de banquero o empresario, o de los directivos de hotmail de aquellos correos en cadena que te avisaban de que iban a cerrar tu cuenta si no lo reenviabas a todos tus contactos… Sin embargo, Masters y Johnson es el nombre con el que se conoce popularmente al matrimonio formado por el ginecólogo William Masters y la trabajadora social Virginia Johnson.
Juntos investigaron la sexualidad humana en condiciones de laboratorio y desarrollaron métodos de terapia orientados al sexo. Mediante el empleo de electroencefalogramas, electrocardiogramas y cámaras cinematográficas, estudiaron la fisiología y la anatomía de la actividad sexual. Sus trabajos en el siglo XX supusieron un gran avance y un considerable incremento en el tratamiento por disfunciones sexuales (más adelante hablaremos un poco más de algunas de sus técnicas ).
En su libro Respuesta sexual humana (1966) realizaron un detallado análisis de lo que ocurre en el cuerpo humano durante la actividad sexual. Hasta entonces la respuesta sexual sólo se había estudiado en animales, pues no parecía “ético” estudiarla en seres humanos. Los revolucionarios Masters y Johnson concluyeron que, precisamente porque el sexo suele ser una actividad en pareja, era necesario tratar a ambos y no al individuo aislado. Por ello para esta publicación realizaron un exhaustivo estudio con más de 600 hombres y mujeres. Tras su observación y análisis de los datos obtenidos de los encuentros sexuales de las personas que participaron en el estudio, diferenciaron 4 fases que componían el ciclo de la respuesta sexual humana: excitación, meseta, orgasmo y resolución.
1. Fase de excitación:
Se trata del inicio de los cambios fisiológicos. Indican la respuesta del organismo ante la estimulación sexual, ya sea física (caricias) o psicológica (pensamientos o fantasías).
Esta fase, en la mujer, se caracteriza por el inicio de la lubricación vaginal (controlada por la rama parasimpática del sistema nervioso autónomo), la dilatación de la parte superior de la vagina, y el aumento de tamaño del clítoris y los pechos debido, en ambos casos, a la vasocongestión (afluencia masiva de sangre a los órganos).

En el hombre comienza la erección (también bajo control parasimpático), con aumento de la tensión en el escroto y elevación de los testículos, y contraccones irregulares del recto. Así mismo, aparecen una serie de cambios comunes para ambos sexos, como rubor sexual, incremento en la tasa cardíaca y aumento de la presión arterial.
2. Fase de meseta o mantenimiento:
Cuando la estimulación sexual se mantiene, se produce un incremento importante de la tensión sexual con elevados niveles de miotonía (aumento de la tensión muscular) y vasocongestión. En la mujer se produce la contracción de las paredes vaginales, formándose la plataforma orgásmica: el clítoris se retira hacia el interior, el útero aumenta su tamaño y los labios menores se oscurecen. Así mismo, comienzan a producirse contracciones involuntarias del recto. En el hombre, el pene alcanza su nivel máximo de erección, los testículos aumentan de tamaño y alcanzan su máxima elevación, aparecen unas gotas de fluido en la punta del pene y continúa el rubor y aumento en la tasa cardiaca y en la presión arterial, al mismo tiempo que comienza a acelerarse la respiración.
3. Fase orgásmica:
Según Kinsey y cols (1953) consiste en una descarga explosiva de tensión neuromuscular que se produce de forma involuntaria y repentina cuando la estimulación alcanza su máxima intensidad. Es el clímax de la respuesta sexual, en la que se producen los cambios fisiológicos más importantes y el momento más placentero desde el punto de vista psicológico.
En el caso de la mujer la plataforma orgásmica se contrae entre 3 y 12 veces, a intervalos algo inferiores a un segundo, produciéndose además contracciones involuntarias del esfínter anal y otros grupos musculares.
En el hombre las contracciones de la uretra y músculos pélvicos hacen que el pene experimente contracciones que provocan la eyaculación del fluido seminal, acompañándose también de contracciones involuntarias del recto.
De forma paralela, en ambos sexos continúan los incrementos iniciados en las fases anteriores en tasa cardíaca, presión arterial y tasa respiratoria.
4. Fase de resolución:
En contra de la creencia popular, el orgasmo no señala el final de la respuesta sexual. Existe una cuarta faso, en la que progresivamente se va perdiendo la tensión sexual y el organismo vuelve de forma gradual al estado previo a la excitación. Esto suele durar entre 15 y 30 minutos. Si la mujer alcanza la fase de meseta sin llegar al orgasmo, el proceso de restauración tarda más, con frecuencia, hasta una hora. En el caso de los hombres, existe un periodo refractario durante el cual es muy difícil que puedan conseguir erección y obtener otro orgasmo. La duración de este periodo es variable, desde minutos a horas, y va aumentando con la edad. Este periodo refractario no existe en las mujeres, siendo capaces de experimentar orgasmos múltiples o repetidos en un período más corto.

Bibliografía (para saber más…)
Belloch, A.; Sandín, B.; y Ramos, F. (2008). Manual de psicopatología. Madrid: McGraw-Hill.
Masters y Johnson (1966). Human sexual reponse. Boston, Little Brown.
http://es.wikipedia.org/wiki/Excitaci%C3%B3n

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